Capítulo beteado por Annabella Giovannetti.
Beta FFTH
Capítulo 2
Edward Pov
¡Wow! En dos meses cumpliría cinco años
con Tanya, no lo puedo creer. Apenas llevamos 2 años viviendo juntos pero ella
es la mujer de mi vida; es una nutrióloga muy hermosa, inteligente, muy
cariñosa y muy… buena en la cama.
Jamás pensé que nuestra relación fuese
posible porque desde que la vi supe que era una diosa inalcanzable que me
atrajo mucho, pero, por un milagro, a ella le guste también, y aquí estamos,
con casi cinco años queriéndonos. Soy muy feliz, aunque claro, mi felicidad es
completa gracias a mi familia, mis amigos y mi Bella, la que por cierto he
notado muy rara últimamente, parece que algo la tiene muy triste, puede ser que
esté afectada por su reciente ruptura con el imbécil de James, la verdad es que
no entiendo como es que Bella se va a liar con alguien como él. Ella se merece
solo lo mejor, nada menos, mi Bella es un ángel caído del cielo… es una persona
tan dulce, tierna, sensible, amorosa, bondadosa, ¡Dios podría pasarme horas
describiéndola!, la adoro demasiado y por esa razón odio que cualquier imbécil
la lastime. Hoy hablaré con ella y aclararé esto de una vez, ¡si ese, o
cualquier otro imbécil, perturba su paz y alegría lo pagara muy caro!
Fui a mi consultorio y atendí a mis
pacientes, la verdad es que adoraba mi trabajo pero el asunto que tenia con
Bella me tenia muy ansioso, así q apenas termine mis consultas fui directo al
tercer piso al área de pediatría para ver a mi Bella.
La puerta estaba medio abierta y la vi
recogiendo sus cosas de manera distraída y con su ceño fruncido, cosa que no me
gustó para nada, así que decidí cambiarle un poquito el genio
— ¡Buu!
—Oye, me asustaste.
—Ja, ja, ja… ese era el plan.
Dios al parecer sí que estaba distraída
por lo que sin poder controlarlo solté una carajada, y no podía para de reír.
Me observó con los ojos entrecerrados. Oh no me la iba a devolver; eso es
seguro.
—Muy gracioso, vamos a ver si te sigues
riendo luego de esto —entonces comenzó a hacerme cosquillas, hasta que me fue
casi imposible respirar.
—Bas… ta… ja, ja. Por fa… vor, pa… ra,
¡para! Ja, ja… por favor, me rin… doo
Gracias Dios por fin se detuvo.
— ¿Lo ves? No es tan gracioso cuando tú
eres la victima —si que suele ser muy vengativa, estaba tratando de respirar
normalmente cuando escuche a alguien.
— ¿Ya terminaron de jugar?
—Hola, Tanya. – dijo Bella.
—Hola, Edward, ¿vamos o te quedas?
Tengo hambre y mi turno empieza dentro de una hora.
—Hmm, lo siento, Tanya. Necesito hablar
con Bella, discúlpame, por favor.
Ella se dio media vuelta y se marchó.
— ¿Qué le pasa? —Pregunto Bella.
—Ni idea. Aunque creo que es debido a
que quería hablar sobre algo… Hmm, no lo sé. En fin, tengo que hablar contigo
de algo muy serio.
—Claro, dime.
— ¿Qué te parece si vamos a almorzar y
lo hablamos mientras comemos? —Seria muy incomodo hablar ahí con ella, además
era tarde y sabía que tenía hambre, igual que yo.
—Ok. Entonces vamos al restaurante de
siempre.
Nos dirigimos hacia un restaurante que
frecuentábamos desde hacia años "Theknibals", y
pedimos nuestras ordenes de siempre.
—Bueno, tú dirás —sabia que la única
forma que me dijera lo que le pasaba era siendo directo, así que eso hice.
—Sé que odias las indirectas y que me
ande por las ramas así que iré directo al grano. En primer lugar quiero que
sepas que te conozco como la palma de mi mano así que sé perfectamente cuando
te pasa algo… me gustaría que confiaras en mí y me dijeras qué ocurre. Hace
unos meses que te noto muy rara; sonríes, pero el brillo que caracteriza tus
ojos ya no es el de siempre. Hay algo que te preocupa, cariño, dímelo, por
favor...
La vi pensar lo que iba a decir, al
parecer se trataba de algo muy delicado… o peor de lo había imaginado.
—Edward, yo… —se quedó callada
nuevamente.
—Cariño, ¿no confías en mí? —solo el
decirlo me dolió mucho— ¿Qué pasa? Solo quiero ayudarte, pequeña. No me gusta
verte mal.
Me vio directo a los ojos y luego
inspiró profundamente.
—Edward, en realidad no lo sé muy bien…
y no se si lo entiendas. Tengo todo lo que siempre he querido pero, siento que
algo me falta, algo que no me deja ser feliz. Dime loca o que me ahogo en un
vaso de agua pero, no lo sé… —la verdad, me dejó más confundido que al
principio.
—Siempre lo he dicho, las mujeres sí
que son complicadas. Pero, créeme, pequeña, tú siempre te has llevado los
honores.
Mi miró feo y me reí por su expresión,
no quería faltarle al respeto pero estaba realmente nervioso.
—Ja, já. Lo siento, cariño, es que los
conflictos internos si que son raros, pero dime ¿desde cuando empezó esto?
—La verdad, no lo sé. Al llegar a casa
me siento, muy sola… sé que tengo a mi familia y a ustedes, pero no sé, siento
que el tiempo pasa y no he hecho nada que sea verdadero o que tenga un
significado real para mi. Sí, tengo un trabajo al que adoro, unos paciente que
son mi gran pasión, pero… Adoro a esos niños pero creo que ellos no me
necesitan tanto, siento que existen niños que me necesitan más que ellos. Creo
que aquí no soy de tanta utilidad como seria en otro lugar —la vi intensamente,
no lo podía creer, cuando la comparaba con un ángel era quedarme corto.
¡Esta mujer es maravillosa! agradecí
enormemente tenerla junto a mi, y yo pensando que sufría por ese imbécil, mi
preciosa Bella jamás terminare de conocer el tamaño y valía de su tierno y
dulce corazón.
—Sabes que te adoro, ¿verdad?
Ella solo suspiró.
—Y yo a ti tonto —sonrió, me encantaba
su sonrisa un ángel como ella jamás debe dejar de hacerlo, ilumina todo el
planeta con ella.
—Siempre supe que eras muy especial,
pequeña, y sé que nunca estuve equivocado… pero hagamos algo, por qué no te
tomas unas vacaciones o ¡ya sé! ¿Qué te parece escaparnos este sábado por ahí?,
ya sabes… ver pelis, comer helado, ir al parque... yo que sé. Así tratamos de buscar
una solución entre los dos.
— ¿Ya te dije que te adoro? – fingí
pensarlo.
—Pues, creo que no.
—Entonces… lo súper adoro, mi hermano
adoptivo favorito.
—Y yo a ti, mi hermanita bipolar.
Y esa es la verdad, la adoraba y haría
todo lo posible, y hasta lo imposible, por ayudarla a encontrar lo que le
faltaba para verla feliz siempre.
Luego de salir del restaurante fuimos a
la casa de Bella y pasamos la tarde juntos hablando de todo y nada a la vez,
como lo hacíamos cuando teníamos tiempo libre. Cuando oscureció, me dirigí mi
casa, pensando en como ayudar a Bella; entré y me encontré con Tanya sentada,
esperándome.
Al parecer estaba de mal genio.
—Hola, preciosa ¿Cómo estas? —Me
incliné para besarla, pero se apartó inmediatamente.
¡Rayos, si que estaba de malas!
—Ningún "hola" Edward, ¿se
puede saber por qué llegas a esta hora? —vi mi reloj y eran las siete y media,
la miré confundido.
— ¿Qué pasa? No son ni las ocho —me
envío dardos con la mirada.
— ¿No son ni las ocho? Saliste a las
dos de la tarde y llegas recién a casa, ¿dónde estuviste toda la tarde?
¡Oh, no! Aquí vamos otra vez.
— Tanya, en primer lugar,
tranquilízate. No he estado haciendo nada malo; pasé toda la tarde charlando
con Bella… si no me crees, llama y pregúntale —Al parecer eso la enfureció aun
más.
Se dio la vuelta y se marchó a la
cocina, obviamente la seguí… no me gustaba que estuviera enojada.
—Preciosa, de verdad, no he estado
haciendo nada malo —se giró bruscamente y me vio.
—Mira, yo creo que ya va siendo hora
que queden claras tus prioridades —puso las manos en sus caderas
— ¿De que estas hablando Tanya?
—De eso, siempre me dejas para después.
Me colocas al final de tu lista de prioridades, si no es tu trabajo es
Isabella, o tu familia o tus amigos ¿y yo? ¿Por qué nunca soy tu prioridad? —se
llevó las manos al rostro y comenzó a llorar.
Ciertamente, me pareció que exageró un
poco, pero detestaba verla así, por lo cual la abrace.
—Lo siento, preciosa. De verdad, lo
siento, nunca fue mi intención hacerte sentir así… yo te quiero y mucho,
—Pues al parecer no es suficiente.
Llevamos casi cinco años juntos y lo mas lejos a lo que hemos llegado en
nuestra relación es a vivir juntos, nunca has dado siquiera indicios de que
quieras que lo nuestro sea mas formal, jamás has tocado al menos el tema de
casarnos o comprometernos.
—Tanya te voy a ser sincero, no se si
estoy listo aun para casarme… pero créeme, te quiero con toda mi alma.
—Siempre es lo mismo. ¿Sabes?, siempre
soñé con encontrar a mi príncipe azul, casarme, vivir con él, tener hijos… —se
quedó callada.
—De verdad, lo siento. No quiero
lastimarte, pero no estoy preparado para serlo aun, tal vez en un futuro
cercano…- vi un rayo de esperanza cruzar por sus ojos
— ¿De verdad?
—Sí, quiero estar seguro de que estoy
preparado, no antes.
Lo pensó un momento.
—Esta bien, con eso me conformo —su
mirada siguió triste, así que la besé con pasión y la llevé a nuestra
habitación.
Quería que se relajara y distraerla, sé
que suena cruel pero quería que dejara de lado el tema del matrimonio; el cual
no me era nada agradable… porque era verdad, no me sentía preparado para dar
ese paso.
Me desperté muy temprano, mucho antes
que la alarma sonara, y me dirigí a mi mini-hp, estaba buscando algo pero no
sabía muy bien que, solo tenia un objetivo en mi cabeza, ayudar a Bella.
Estuve unas dos horas buscando hasta
qué… ¡Eureka!
"Se buscan voluntarios para
campaña en contra de la desnutrición en Seattle." Genial sabía que eso
le encantaría… me moría por contárselo.
Después de eso, me di una ducha y salí
directo al hospital.
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