Mi pedacito de cielo

Mi pedacito de cielo
veris.cullen

jueves, 29 de noviembre de 2012

MPDC 4



Capítulo beteado por:
Annabella Giovannetti, Beta FFTH
CAPITULO 4

Pov Bella
Hoy me levanté muy temprano a pesar de ser sábado, y es que la verdad no cabía de la emoción. Desde que Edward me comentó lo de la campaña me quede sumamente ansiosa.

Flashback
 —Hola, Bella. Saluda al hombre que cumple todos tus sueños y al que de ahora en adelante vas a amar aún más — ¡Oh, por Dios! ¿Qué se fumó esta mañana?
—Ed, ¿estás bien?, ya te he dicho que no fumes esas porquería, es malo para tu salud —él enarcó una ceja; luego frunció el seño, entre enojado y ofendido.
—Quién me manda a estar tratando de ayudar a mis supuestos amigos, ¿quién?, si lo único que recibo son burlas y ofensas… Oh, pero ahora, tú, Bella —me señaló con el dedo—; la que se supone es mi mejor amiga, me tilda de fumar porquerías, algo que ni siquiera Emmett lo había hecho.

Oh, oh. Ahora si que se enojó.

—Lo siento, Eddy.          
—Te he dicho que odio que me digan así.
—Ok, lo siento Edward Anthony Cullen Masen, soy una mejor amiga terrible que no valora la ayuda de su más lindo, inteligente, sensible, caballeroso y dulce mejor amigo; ahora si... ¿me perdonas por favor?

¡Ja! Sabia que funcionaria, nunca fallaba, poco a poco mientras decía esa sarta de cursilerías se fue suavizando su rostro.

—Se te olvido sexy —levanté una ceja y lo miré incrédula.
— ¿De verdad quieres que te diga eso? –-Pregunté.

Él cruzó los brazos y sólo me observó.

—Está bien, me rindo: y mi muy, muy sexy mejor amigo, ¿contento?

Y cómo no si tenía una sonrisota pintada en el rostro.

—Un poquito, pero eso te enseñará a no burlarte de mi —puso una cara de suficiencia.
—Bueno, ya. Basta el drama y dime que me querías decir.
— ¡oh, cierto! Ni adivinas, mira —me extendió una hoja en la que había impreso una página de Internet.
La leí rápidamente, y no lo podía creer. Solo una palabra resaltaba en mi mente, “campaña en contra de la desnutrición en Seattle”, esto podría ser lo que había estado buscando…
Fin de flashback
Así que aquí estoy, junto con Edward, dirigiéndome a Seattle para inscribirnos en las brigadas.
—Sabes, si sigues golpeando el tablero harás un agujero enorme, y ten por seguro que me lo vas a pagar.
Y ahí estaba mi querido amigo como siempre… pero era verdad, recién ahí me di cuenta de lo que estaba haciendo.
—oh… lo siento
—Ja, ja, ja. No pasa nada, cariño, era una broma; pero relájate un poco… ¿si? Estas demasiado ansiosa.
¡Y cómo no! Me moría por salir en las brigadas.
— ¿No sabes hacia donde nos enviaran?
—Nop, ni idea, pero relájate un poquito, por favor ¿si?
—Ok, haré el intento, pero no te prometo nada —él sólo sonrió, y negó con la cabeza
—Ay, mi Bella, nunca vas a cambiar.
Llegamos a Seattle y nos dirigimos a las oficinas del movimiento que realizaba la campaña, al parecer había varios voluntarios interesados por inscribirse. Nos sentamos y esperamos nuestro turno, una vez inscritos, nos dieron indicaciones y nos distribuyeron a varias zonas, nuestra primera tarea la haríamos en Camden en el estado de New Jersey, por ser la primera vez que realizábamos la brigadas nos enviaron cerca, pero al parecer la próxima brigada no seria dentro del país, ¡Eso sonaba estupendo!
Solo esperaba que llegara pronto el miércoles para partir.

ACTUALIDAD
 Saná - Yemen (Medio Oriente) 

En un cuarto muy decadente, estaban cuatro hombres jugando y hablando de sus sucios negocios mientras que un pequeño niño permanecía parado a un lado de la puerta.

—Oye, mocoso. Ve a traer más licor, ¡muévete! —el niño le dio una fría mirada al hombre al que alguna vez tendría que haber llamado padre, asintió y se retiró a traer lo que le mandaban.
Nadie jamás podría pensar que un niño de dos años y medio podría tener resentimiento contra alguien, y mucho menos odio, pero lo que aquel niño tenia alojado en su pequeño corazón no era mas que odio  y rencor puro porque, a excepción de su madre, nunca nadie le había brindado otra osa que no fuesen aquellos sentimientos.
— ¿Quién es ese niño? —Preguntó uno de los hombres.
— Ignórenlo, sólo esta aquí por unos días. Tengo un negocio perfecto para él.
— ¿Qué estas pensando? —Inquirió otro de ellos.
— ¡Ese asunto no te incumbe! —esa respuesta enfureció a aquel hombre.
— ¡Ah, no! Claro que me incumbe, sabes perfectamente que yo encabezo el trafico de niños aquí así que dime de una maldita vez que no me estas traicionando.
—Claro que no, imbécil ¿Qué clase de idiota crees que soy? Se perfectamente como se deben mover las piezas en esta negocio.
— ¿Entonces?, ¿en que estas pensando?
—Como tú sabes, el mocoso es mudo así que no pagarán mucho.
—Tienes razón
—Así es, por lo que he pensado en venderlo a “El Gringo”, ya hablé con él y me dará un muy buen pago.
—Ahora entiendo
— ¿Al gringo? –Preguntó el cuarto hombre, algo aterrado— ¿Estás seguro?, según tengo entendido el niño es tu hijo.
—Claro que no imbécil, ese mocoso no es mi hijo, es un bastardo pero está bajo mi poder y yo haré con él lo que se me de la gana, y si quiero descuartizarlo y venderlo por pedazos pues ¡es mi decisión y de nadie más!, ¿entendido? —el hombre asustado por la furia del otro, sólo asintió.
El niño escuchó todo lo que habían dicho, y sintió unas ganas enormes de salir huyendo de ese lugar de una vez por todas, pero no podía, sabia que si huía jamás volvería a saber de su madre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario